Jirô es un chico algo especial, puede hablar con los animales. Al ser el único que les entiende, los animales le piden ayuda y él encantado les ayuda. Un día sin embargo, salva a un gato negro en un bosque, el cual estaba malherido, al borde de la muerte.

Lo lleva a su casa tras haberlo curado para que descanse. Le da agua y comida y le pregunta su nombre. El gato le llama idiota, dado que aunque le diga cómo se llama él no lo entenderá. Para su sorpresa, claro que lo entiende y aunque algo desconfiado, el gato negro se presenta. Ragô.

Aunque sabe que no le creerá, Ragô le cuenta que él no es un gato negro como aparenta, sino que es un mononoke. Un ser eterno, un espíritu vengativo que ha sido herido por otros mononokes al no estar de acuerdo con su ideología.

A la noche, el gato sale a hurtadillas de la casa. Salta desde la ventana y al aterrizar, Jirô que está tras él, sentado, le pregunta dónde va tambaleándose de esa manera cuando aún no ha recuperado todas sus fuerzas. Ragô no tiene ninguna mala intención, al contrario, dice que si se queda más tiempo con él, los problemas no tardarán en aparecer.

Y así sucede. Pues al decir esto, aparece un hombre que quiere unirse a la fiesta, el cual se transforma en un demonio bastante grande. Ragô desaparece al instante al verlo para dejar a Jirô a salvo, y el demonio lo persigue. El demonio se extraña de ver que puede perseguir sin problemas al gato, incluso alcanzarlo. ¿Éste es el poder del legendario mononoke? Se nota de lejos que está muy malherido.

Cuando la pelea va a comenzar, cada uno salta a por su contrincante… y Jirô, quien se suponía que lo habían dejado atrás aparece con una katana, cortando parte de del brazo del demonio. Éste lo ataca y Jirô, con gran habilidad desaparece para aparecer a la espalda del demonio y blandir su espada. Sin embargo el demonio hace lo mismo que él, desaparece para colocarse a sus espaldas y le atraviesa el torso con un dedo, un dedo más grueso que un brazo humano normal.

Jirô se queda en el suelo, moribundo, sin saber siquiera qué está pasando. Ragô, el mononoke gato se posa sobre él. Él que desconfiaba de todos porque querían su poder había conectado con el chico, que lo ayudaba solo porque le apetecía, sin tener en cuenta quién era. Por ello, se fusiona con él, se le mete dentro del cuerpo, le cura la herida y lo dota con su poder.

En un abrir y cerrar de ojos acaban con el demonio.

Un comienzo bastante típico pero también bastante efectivo para presentarnos los protagonistas, el mundo en el que viven y el arte del autor.

Jirô es secuestrado por una organización secreta gubernamental que perseguía al legendario mononoke Ragô, ahora que él está en su interior, atrapaban al chico y listo.

Jirô huye de ellos gracias a unos cuervos a los que ayudó y corriendo, se va a explicar todo a su abuelo, pues los de la organización le dijeron que lo anunciaron como desaparecido y que él iría con ellos. Para su sorpresa, su abuelo es un ex-miembro de esta misma organización y tras una pequeña lucha, ve la resolución de su nieto. Sonriendo, le dice que haga las cosas a su manera, como si viera una luz que en su juventud no pudo encontrar.

Al día siguiente, Jirô hace las maletas, pues se irá con los de la agencia gubernamental. La encargada del transporte es Ichika, una chica con malas pulgas que trata a Jirô como un prisionero. Ella odia a muerte los mononoke y al ver que el chaval ha sido poseído por uno de ellos, lo califica como monstruo.

Durante el trayecto, los conductores del camión donde viajan son asesinados por dos mononokes que aparecen entre la niebla e Ichika es obligada por las circunstancias a luchar junto a Jirô, a quien aborrece tanto. Sola no podía con los dos enemigos, pero al luchar en equipo, ve que «el prisionero» puede ser útil, los vencen enseguida.

Ahora sin camión… ¿qué se supone que deben hacer? ¿Cómo llegarán a su destino? Respuesta fácil:

Andando.